martes, 11 de noviembre de 2008

Programa Nacional de Salas de Lectura

El Programa Nacional de Salas de Lectura llevado a cabo por Conaculta con voluntarios en todo el país permite un mayor acceso a los libros y otros materiales impresos. En las salas se promueven encuentros con niños, jóvenes y adultos. A partir del año 2001 el programa se ha extendido a las comunidades mexicanas en los Estados Unidos de América.



Las salas de lectura son espacios dotados con un acervo de libros variados, atractivos y sobre todo de alta calidad. Ahí un grupo de personas, coordinado por un promotor capacitado, leen, comentan y disfrutan la lectura, a través de diversas actividades.



En este programa puede participar cualquier persona que lea y demuestre interés en la formación de lectores, así como compromiso y posibilidades reales para instalar y coordinar de manera voluntaria y gratuita una sala de lectura en su comunidad. Puede ser un padre de familia, un maestro, un bibliotecario, un compañero de trabajo, un estudiante, un escritor, un editor o un librero; promotores culturales, talleristas en el campo de las letras, entre otros.
En las Salas de lectura se realizan sesiones semanales (con una duración mínima de dos horas continuas) en las que se llevan a cabo diversas actividades para facilitar que los participantes incorporen la lectura a su vida diaria, como una actividad gratificante y placentera. También se ofrece el servicio de préstamo de libros a domicilio, práctica que permite continuar y extender los beneficios a las familias de los participantes.



La operación de cada Sala de lectura es flexible. El coordinador diseña su propia forma de trabajo con base en el perfil, intereses y necesidades de los participantes; se establecen mecanismos para el uso de los diferentes materiales de lectura y además se trata de vincular su labor con otras manifestaciones artísticas y procura complementar su trabajo con visitas a museos, cine, presentaciones editoriales y otras actividades culturales que favorezcan el desarrollo intelectual.


De igual forma, el responsable de la sala motiva a los participantes para que asistan de manera regular, participen activamente en las sesiones y se corresponsabilicen del acervo y del espacio de reunión. Así, con base en la cantidad de libros y las características del grupo, el coordinador de la sala diseñará el sistema de ordenamiento del acervo que mejor le convenga.

La asistencia a las salas de lectura no tiene costo alguno para los participantes. En ellas se da especial atención a la formación de lectores jóvenes y adultos aunque también se es de gran importancia incorporar grupos de niñas y niños.

Las instituciones organizadoras aportan a los centros de lectura un acervo de libros seleccionados para satisfacer diferentes intereses. El apoyo bibliográfico es para iniciar la operación de la sala, por lo que se requiere de la incitativa y las aportaciones de los participantes para enriquecerlo con otros libros y materiales de interés. En la medida que el coordinador de la sala de lectura entregue al instituto de cultura o consulado de su estado, informes periódicos que muestren los avances de su trabajo, se evaluará la posibilidad de otorgarle más títulos para incrementar el acervo.


El acervo de una sala de lectura cuenta con un número limitado de libros, por lo que es muy importante crear conciencia en el grupo de acudir a bibliotecas, ferias de libro y librerías para incrementar las opciones de lectura.

Estas fotos son de una sesión en la sala de lectura de Mireya Aguilar, en Cuitzián Grande, municipio de Turicato en Michoacán.

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